Lindsay Lohan lucirá un nuevo complemento en su tobillo. La actriz, que debía haberse presentado la semana pasada en un juzgado de Los Ángeles por conducir bajo la influencia del alcohol en 2007, tuvo que retrasar su vuelta a los Estados Unidos tras haber perdido el pasaporte, algo que al final le ha salido bastante caro. Lindsay, que acudió finalmente ayer a la Corte Superior de Beverly Hills, a evitado ser condenada a prisión, pero a cambio deberá llevar día y noche un brazalete anti-alcohol, cuyo sistema se comercializa con el nombre de SCRAM, que mide constantemente el nivel en sangre y envía datos para ser analizados. Pero esto no es todo, ya que además Lohan deberá someterse a controles médicos sorpresa y deberá asistir –a clases de educación para dejar de beber. Pero por si todo esto no fuera suficiente la juez ha impuesto a la actriz la imposibilidad de abandonar Los Ángeles. Esto significa que la actriz de Freaky Friday no podrá acudir a Texas a grabar su próxima película. Esta será la segunda vez que Lohan usa este dispositivo. Ella ya lo llevó voluntariamente hace un tres años después de su primer arresto por conducción temeraria y tras pasar una temporada en rehabilitación.
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